Buzzcocks
De Adelante
para atrás: The Buzzcocks en México
Por: Jonas Fierro
Los costados de un escenario podrían ser el lugar perfecto
para observar a una banda en vivo. Los fanáticos más aguerridos se colocan al
frente, en medio están los que con brazos cruzados observan sin conocer canción
alguna y atrás las celebridades o personajes del jet set del rock and roll (en
este caso el punk rock) mexicano.
La primera visita a México de The Buzzcocks banda formada en
1975 y reformada en 1989, llenó de
terror la calle de Tlaxcala en la Roma Sur, al ser invadida por chavos punks
capitalinos, dispuestos a sacudir los hombres y chocar sus pelos erizados con
los acordes de la guitarra de Pete Shelley (miembro fundador). Nada de esto
ocurrió.
En cambio un grupo nutrido de diferentes modalidades de
jóvenes ajenos a aquellos primeros albúmenes del grupo originario de Reino
Unido, acudió al llamado de esos tres acordes del casi muerto género
contestatario.
Rápido y como un trueno “Bordem” abrió pista, en un recinto
que a primera vista parecía vacío, la gente dispersa en diferentes partes del
auditorio, no reaccionó al primer guitarrazo de la noche, a lo mejor por estar
aun en el relax que la Texana Annie Clark, mejor conocida por St. Vincent, dejó
previo a la presentación de la banda.
¡Todos para adelante! ya cuando sonaban “I don´t mind”
(canción con la que el publico despego los pies del suelo) “Get on your own” y “Why she´s a girl
from the chainstore”.
Acto seguido: El olor a mariguana apareció en medio del
recinto (sitio de honor de los fanáticos más entusiastas) el cual fue apagado
con una modesta platica del personal de servicio médico que invitan a apagar su
cigarrillo por su salud.
Ya paras las 11:40 la euforia y la actitud punk se sentía
sólo al frente del escenario, a los costados los fotógrafos luchaban (tenían
como obstáculo a algunas personas que cruzadas de brazos,
balbuceaban estrofas de las canciones) por la mejor vista para captar el
momento en que Steve Diggler, guitarrista y animador al despliegue de energía
punk, hiciera malabares con su guitarra Fender, finamente adornada con una
pequeña estampa de la bandera de Reino Unido.
Diggler (sospechando que esto salió de su gusto por el
futbol) animó al público a corear
el nuevo y absurdo grito para alabar a una banda. “Oeoeoeoe” pedía el
guitarrista con su característico acento, que dificultaba la comprensión tanto
de sus agradecimientos, consignas y detalles para con el público, el cual en
respuesta al cantico respondía con poca enjundia: Buzzcocks, Buzzcocks. En la parte trasera del lugar que a su
vez fungía como bar. La espalda de uno de los asistentes dictaba: “Lo busco y
los buzco y no los buzzckos de nuevo Buzzcocks”.
“Me gustan mucho los Buzzcocks, por que sus canciones no son
tan de política como las de los Sex Pistols y hasta tienen una que otra que son
medio de amor” fue lo que Angie enfundada en su chamarra de piel con
estoperoles, mencionó poco antes del final, con esto de contexto sonó “Ever
fallen in love” penúltima canción
de la banda la cual provocó que adelante y atrás se movieran en una sola
dirección.
En la parte de atrás otras chicas que a lo mejor no les
gusta el punk, pero si vestir de tacón bailaban y con mucho cuidado brincaban,
procurando que no se subiera la falda de sus vestidos.
Visiblemente emocionados y un poco cansados (la edad no pasa
en vano) Shelley y Diggler finalizaban
su actuación en México, animando a los presentes a saltar lo más alto posible a
la par de su guitarra, mientras sonaba el acordé final de “Orgasm Addict.
De adelante para atrás la primera presentación de The
Buzzcocks en México, empujó y resucito los aires punks que están ocultos en los
jóvenes mexicanos, sin importar que te gusten los Ramones vivas en Pantitlán o
que tu departamento esté en la Condesa y también te guste St. Vincent.
(Gracias a Jonas, por esta reseña)
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